Crónica Trail Gijón 2019. Rápida carrera en tierras asturianas.

Trail Gijón 2019

Con unos días de retraso pero ya estoy por aquí para contaros lo que sucedió hace dos fines de semana en Gijón. La idea hubiera sido acompañar la crónica con video para el Canal de Youtube, pero en esta ocasión no ha sido así ya que no tenía suficiente material para hacerlo al no conocer la zona y no encontrar buenos planos para grabar, otro año será. Nos tendremos que conformar con una buena crónica.

Y la escribo mientras pienso ya en el próximo domingo y en lo que nos espera en la siempre bonita carrera de Balboa. Este año con un homenaje que hará que sea aún mejor si cabe. Pero no nos adelantemos y vamos con lo ocurrido en Gijón.

Viaje en el día

Hasta última hora estuvimos pensando si ir el día antes o viajar el mismo día de la carrera. Al final, como no estamos muy lejos, hicimos el viaje en el día. Sonó el despertador a las 05:15. Desayuno, ducha para entrar en calor, dejar a los perros atendidos y poco después de las 06:00 salimos dirección Asturias. Viaje con mucha calma y a las 08:00 (una hora antes de la salida) ya estábamos en el Camping de Deva para recoger el dorsal.

Y, ¡menos mal que vinimos con tiempo! Unos minutos después de recoger mi dorsal, las colas eran interminables para los que habían llegado con menos margen de tiempo, creo que hubo gente que salió sin calentar. Por mi parte preparamos dorsal en la camiseta, me cambié las zapatillas, cogí un par de pastillas de sales (sería todo lo que llevaría en carrera) y a calentar.

Calentamiento y salida rápidas

Aproveché el calentamiento para juntarme con Javi Pascual (Fisiorama Drasanvi) y Omar (Cenador Rua Nova Running) que también habían venido a correr e hicimos el calentamiento juntos. En él nos encontramos con Nacho (CD Horizonte Gijón), un buen amigo de las carreras que, además de contarnos un poco como era el recorrido, se marcó un carrerón espectacular.

Ya en el calentamiento vimos que sería una carrera rápida y que la salida no sería menos. Y eso que a escasos 300 metros de la salida ya hay una subida que, de no ser porque es el principio y salimos como locos, es para hacerla andando… Pero obviamente no fue así.

Logré colocarme entre la segunda y tercera fila en la salida y no tuve problemas para colocarme en posiciones delanteras antes de esa primera subida con idea de coger mi ritmo lo antes posible.

Afianzando posiciones

Pasan los primeros kilómetros, con unas zonas de bastante barro donde costaba tenerse en pie, y la carrera nos coloca a todos en nuestro lugar. ¿Y dónde es el mio? Con Javi Pascual, parecemos siameses, todas las carreras igual jaja. A ratos nos separábamos ligeramente, sobretodo cuando venía un avituallamiento donde yo me adelantaba unos metros ya que él no paraba en los mismos y me volvía a alcanzar.

Iríamos sobre la posición 20º (calculando a ojo) hasta que a mitad de carrera tuvimos un tramo de adelantar a 2 o 3 corredores que serían los últimos que conseguimos alcanzar y sobrepasar mas o menos cómodamente. En uno de estos puntos echamos un vistazo hacía atrás, y vemos que muy cerca nuestro viene Omar, damos unas voces para que apriete a ver si consigue unirse al grupo y venir con nosotros.

Sube y baja contínuo

Es una carrera que, si bien en la primera mitad se hace casi todo el desnivel positivo y en la segunda el negativo, tiene muchos tramos de sube y baja. Y en algunas de esas bajadas es dónde empecé a sufrir. Más o menos estábamos estabilizados en cuanto a posiciones, incluso viendo gente por delante ya que los primeros descensos permitían correr rápido y creo que íbamos bastante ligeros. Cuando de repente llegaron algunas bajadas un poco más complejas, con piedras y barro y me empezaba a costar más mantener el ritmo.

Gente que yo era capaz de descolgar subiendo, me alcanzaba bajando. Recuerdo la frase de un chico, al cual no conocía, que me dijo detrás mío: «Si bajaras bien, ganabas». Obviamente no es así, ya que hay mucha gente que corre más que yo y en los tramos de subida tampoco fui en cabeza, pero si soy consciente de que habría mucha diferencia en mis resultados, no lo voy a negar.

Pero es lo bonito de esto, siempre hay algo que mejorar y en lo que trabajar.

Tramo final

Van pasando los kilómetros. Miro el reloj, no queda mucho desnivel que superar y estamos cerca del último avituallamiento, quedan pocos kilometros hasta la meta, es hora de apretar y darlo todo. Veo que llega un tramo de subida que cubriría unos 150-170 metros positivos que nos quedaban y logro hacerlo corriendo en gran parte, mientras el resto echa a andar. Me encuentro bien y me quedo solo respecto a la gente que llevábamos a nuestro alrededor.

Paro en el avituallamiento, las últimas sales, un cacho de chocolate (en éste no había plátano que es lo que hubiera querido) que tiré casi entero porque estaba duro y no era capaz a masticarlo, y un poco de agua. Estamos listos para lo que queda. Mientras tomo el avituallamiento me alcanza de nuevo Pascu junto a otro corredor y hacemos unos tramos de senda rápida juntos, creo que vamos bastante bien.

Pero, vuelven a llegar unos tramos de bajada más técnicos, hacemos un amago de confundirnos de camino donde perdimos unos 20-30 segundos que hizo que más gente se nos uniera por detrás. Mis acompañantes se lanzan unos metros por delante mío y de la gente que me alcanza unos me adelantan y otros me van pisando los talones, como Omar que viene guardando fuerzas y nos ha acabado alcanzando.

La bajada se suaviza, se vuelve más corrible y transcurre por una senda muy cómoda, por lo que consigo pasar a todos los que me habían cogido bajando hasta alcanzar de nuevo a Pascu.

Se ve a lo lejos el asfalto del pueblo, quedan aún más de 2 kilómetros a meta, pero me han comentado que son en ligero descenso y llanos. Pascu mira para atrás y me dice literalmente: «Viene hasta mi madre aquí atrás». Me entra la risa, pero es cierto, en la bajada nos han recortado mucho.

Corriendo hacia meta

En este punto pienso y decido rápidamente. Nos hemos juntado un grupo grande. Pero estoy en cabeza del mismo. Sólo queda correr hasta meta y me encuentro bien, tengo piernas y este invierno me he visto bastante rápido, yo no voy a mirar hacía atrás, voy a apretar y no parar hasta la meta.

Y así fue, apreté todo lo que pude sin prácticamente mirar atrás. Sabía que Omar venía cerca porque está especialmente rápido, pero no sabía el resto de corredores si lograrían alcanzarnos o aguantar el ritmo. Y cosas de la casualidad que, dejamos atrás al resto del grupo, y entramos seguidos y casi juntos los tres leoneses. Ni que hubiéramos hecho una carrera por equipos…

Sensaciones

Si antes de la carrera, me dicen que correré (según datos del reloj) 24,63 km con 2230 metros acumulados a ritmo de 5’25»; y que el kilómetro 23 y 24 los haré a ritmos de 3’48» y 3’52» respectivamente habría firmado sin ninguna duda. Y creo que con eso es con lo que me tengo que quedar.

Pero claro, siempre queda la sensación de compararse con el resto de competidores, y quedar satisfecho con un puesto 17º a veces es difícil. Aunque por muchas vueltas que le demos a la cabeza realmente sólo hay dos claves en esto, compararnos con nosotros mismos y disfrutar.

Y en este caso he quedado muy satisfecho con mi propia comparación, que no significa que no quiera mejorar, y he disfrutado como un enano, por lo que creo que el trabajo está más que hecho.

Pero, antes de volver a León, tocaba comer, y os cuento un secreto: ¡qué bien sienta el cachopo como recuperador!

Icono Camara Luis Lastra – Trail Gijón 2019

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