Conóceme

Iván Álvarez

Voy a intentar, aunque será difícil en unas pocas líneas, que la gente que no me conozca sepa un poco más sobre mí y cómo he llegado a este punto de mi vida en el que me encuentro actualmente.

Nací el 10 de diciembre de 1987 en León, he vivido toda mi vida en esta ciudad, aunque no siempre en el mismo barrio. Igual que he cambiado de casa en varias ocasiones, he cambiado de colegio/instituto y, por supuesto, he cambiado de gustos deportivos pero, excepto una época más «rebelde» o «alocada» de mi vida, siempre he practicado deporte en mayor o menor medida.

Mi primeros recuerdos deportivos están divididos en dos ámbitos diferenciados. El primero, como supongo que los de todos, en el colegio. El fútbol y el baloncesto copaban mis horas extra-escolares. Si tuviera que elegir, diría que siempre me tiró más el baloncesto que el fútbol, al menos para practicarlo.

El segundo está enfocado a la vida familiar. Desde que tengo uso de razón, mi padre ha montado en bici, afición que despertó en mi desde que apenas aprendí a caminar. Ésto, junto a las continuas salidas familiares a la montaña llenaban otra gran parte de mi tiempo libre. Aunque he de reconocer que, de pequeño, nunca entendí esa afición de andar por andar hasta un sitio o lugar que podría ver en una foto perfectamente.

Con esta organización en mi vida, llegó un buen día en el que nos hicieron el típico test de 1000 metros en la clase de educación física del colegio, y me dí cuenta que, sin saber el motivo, era capaz de correr más rápido que mis compañeros en distancias que para mi, en aquellos días, eran largas. También era capaz de recuperar mejor de los esfuerzos que el resto. En este momento fue cuando decidí empezar en el mundo del atletismo, si bien en mi colegio no había ni equipo ni gente interesada para introducir esa actividad, si que lo había en un colegio cercano donde acudía a entrenar dos días por semana.

Años después, a través de un grupo de personas de León, descubrí el mundo del duatlón y del triatlón (aunque he de reconocer que nadar nunca fue lo mio, ni siquiera entrenarlo me gustaba).

Probé y me gustaba, esa unión de varios deportes, especialmente la carrera a pie que practicaba en ese momento, y la bicicleta que prácticamente había nacido conmigo, hizo que dedicase varios años a este deporte, dejando apartado el atletismo, salvo carreras populares o algunos cross que en invierno siempre me gustaba practicar para empezar a prepara la temporada.

3º en el campeonato de CyL de duatlón en 2003, Campeón del circuito de duatlón CyL ese mismo año y dos convocatorias para la selección autonómica de duatlón y una para la de triatlón sería un buen resumen de los resultados de esta etapa de mi vida.

Transcandamia

Pero en la segunda convocatoria con la selección autonómica de duatlón ya no tenía la misma motivación, ni el mismo nivel. Una caída en el sector de la bicicleta, no sé si consciente o inconscientemente, fue un punto de inflexión, no acabé la carrera y perdí por completo la motivación por el deporte en general.

Un hecho que me llevó a unos años «muertos», el deporte pasó a segundo plano, salvo alguna participación espontánea en algún evento. No me arrepiento de esta etapa, disfruté, me lo pasé bien y es lo que importa. El pensar que hubiera pasado si no hubiera dejado el deporte no cabe en mi cabeza… Hay que pensar en la parte positiva que ha tenido cada etapa de mi vida y en esa etapa, conocí a la que actualmente es mi mujer.

Y en parte ha sido culpa de ella, que siempre ha insistido en mis cualidades, incluso por encima del nivel real de las mismas que volviese a practicar deporte. Tras varios intentos fallidos de volver a algún deporte concreto, aparecieron las carreras de montaña en mi vida y con ellas la motivación necesaria.

Sentí, por fin, una manera en la que disfrutaba de las montañas, de la naturaleza y de correr más allá que en un tramo de asfalto o en una pista. Decidí que, para empezar a ser regular en algo tenía que fijarme un objetivo y nada mejor que apuntarme a una carrera. Siempre me ha gustado competir y dar todo lo que pueda de mi. Aclarar que no me avergüenza un mal resultado, los he tenido en mi vida, pero siempre quiero quedarme con la sensación de haberme preparado y haberlo dado todo. Por tanto, sabía que una inscripción a una carrera iba a ser lo que me iba a motivar a entrenar y a ser constante.

Y la elegida fue la Transcandamia 2017, una carrera fácil técnicamente y perfecta para iniciarse en este mundo de correr por la montaña. Unos meses de preparación por mi cuenta, una carrera completada y sin darme cuenta ya estaba enganchado… El entrenamiento no cesó desde entonces, me veía cada vez mejor, hasta que llegué a un punto muerto, mi rendimiento estaba bastante estancado y necesitaba un empujón. Llegó entonces, la figura del entrenador y un subidón, no sólo me veía que era capaz de mejorar si alguien me guiaba correctamente, si no que la inyección de motivación volvió a ser importante.

Y desde aquí no puedo escribir mucho más por ahora, aquí me encuentro, delante del ordenador, creando un nuevo proyecto donde os he resumido lo que ha sido mi vida hasta este punto, y donde os contaré el resto de la historia, espero que os animéis a vivirla conmigo y que descubramos juntos el final, ¿o no?.